No
estuvo ausente en actividades culturales por el natalicio de su gran amigo y
escritor José María Arguedas (18 de enero de 1911). Don Jaime Guardia Neyra sigue
cosechando aplausos y será motivo de un justo homenaje que le tributará la Federación de
Instituciones Distritales de la
Provincia de Páucar del Sarasara (Fidsa Ayacucho).
Como se
sabe, Pausa es la capital de la capital de la mencionada provincia y lugar
donde nació el virtuoso charanguista. Precisamente José María Arguedas le
dedica una de sus magistrales obras con las siguientes palabras: "A Jaime
Guardia, de la Villa
de Pausa, en quien la música del Perú está encarnada cual fuego y llanto sin
límites".
El homenaje se realizará también como víspera al natalicio del
maestro que integró La
Lira Pausina y presentó conciertos en varios escenarios del
mundo. Será el sábado 9 de febrero, desde las 7:30 p.m., en el Auditorio de la Derrama Magisterial,
Av. Gregorio Escobedo 598, Jesús María. Participarán la cantante y estudiosa de
la música Pepita García Miró, Manuelcha Prado y Los Heraldos Negros.
Localidades en el teléfono 2518444.
Desde
hace algunos años Jaime Guardia viene trabajando con Pepita García Miró, quien
con Cernícalo Producciones ha hecho realidad “Frutos del Perú”, colección que reúne
valiosa música peruana contemporánea en una propuesta que incluye a reconocidos
artistas como al charanguista Jaime Guardia, Manongo Mujica, Chaqueta Piaggio, lo mejor de Sabor y Control y del
Festival de los 7 Mares.
Sobre
esos trabajos, Pepita García Miró nos dice: “Siento que la música de Ayacucho
tiene algo muy profundo, muy íntimo. Y a la vez es muy poético. Los temas que
estoy trabajando con Jaime (Guardia), tienen esa belleza poética que a mí me
conmueve. En general ha sido a través de él que se ha dado esta relación con la
música ayacuchana. Pero siento que la música de la selva también tiene una
belleza extraordinaria, me encantan todas las manifestaciones de los icaros de
la selva, son muy especiales. Son como cantos mágicos de curación. Me gustan también los yaravíes de Arequipa y
del sur de Ayacucho, tienen una profundidad exquisita. Esa cosa melancólica,
desgarrada. Como los blues”.
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